sábado, 9 de febrero de 2008

Con la nariz tapada el lunes (y II)

...continuación...

Sigue hablando de justicia, del gobierno socialista que consigue montar una línea eléctrica en Santa Cruz de Tenerife planteada hace 20 años. Dice que está a favor de la ley de matrimonio homosexual, la ley de dependencia, mantener los servicios sociales,…

Parece que es cierto que no tiene el ideario bajo el brazo, no sé que pensarán de esto el resto de sus compañeros.

Pero de repente se pone en plan mesías y les llama a los andaluces, además de corruptos, chupones. Dice que están viviendo, más o menos según sus palabras, a la sopa boba del estado y que la Junta de Andalucía está al corriente de todas las corruptelas de los ayuntamientos andaluces:

“A mí me gusta enseñar a la gente a pescar no darles peces toda la vida”

Defiende que se quite el impuesto de patrimonio y de sucesiones, algo sobre lo que se opusieron algunas de las mayores fortunas de U.S.A. porque según ellos reducía la igualdad de los norteamericanos

http://www.mercuriomanta.com/sistema.php?name=noticias&file=article&sid=27561

Nada de esto me llama excesivamente la atención y sigo desayunando plácidamente cuando, de repente suelta:

"Somos el único país del mundo que paga a los terroristas"

No doy crédito a lo que acabo de escuchar y mi estómago tampoco así que decide impulsar en sentido ascendente lo que antes he ido ingiriendo. Consigo retenerlo en la boca.

¿Entiende este caballero que en el estado hay tres poderes diferenciados? ¿Qué no deben interferir entre ellos? ¿Sabe lo que acaba de decir? Seguro que sí, lo que pasa es que es un sinvergüenza.

Y esta desvergüenza la demuestra con la última respuesta. No sabe que decir a la pregunta de qué le compraría a Zapatero si a Rajoy le compraría un coche usado. Duda y como es un bocazas y no entiende que para decir gilipolleces lo mejor es no hablar dice:

“Le compraría a lo mejor la voz de su señora”

Claro, mi boca no aguanta tanto y ese desayuno que me había gustado vuelve a salir de forma irremediable.

Gracias, señor Pizarro

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