Después de escuchar en el coche las declaraciones de Mariano Rajoy, hablando de la dimisión de Mariano Fernández Bermejo
A las que sumo ahora, que ya es entrada la noche. Las declaraciones de Federico Trillo
(Después de contener las ganas de vomitar la cena que me acaban de dar al volver a escuchar a estos inefables personajes de esperpento, sigo con la entrada tal y como la tenía escrita)
Llego a la conclusión de que a Ian Gibson se lo olvidó escribir en su columna una característica muy importante que adorna a los políticos y que les hace unos seres ejemplares y diferentes al resto de los comunes:
La capacidad para decir determinadas cosas sin que se les caiga la cara de vergüenza ni tan siquiera que se vislumbre en su rostro un ápice de sonrojo.
Salía del coche, después de aparcar, pensando: Será sinvergüenza… Tendrá caradura… ¿pero acaso no tiene el Partido Popular a Francisco Camps, al que han salpicado los últimos casos de corrupción, y a Carlos Fabra, que tiene innumerables causas pendientes y a quien le llueven los millones sin saber de donde?
Éstos no solo no dimiten sino que además les respaldan las diferentes cúpulas de su partido a nivel local, regional y nacional y les ponen, por si fuera poco, como ejemplo de demócratas.
Y pensando cosas por el estilo he llegado a casa. Me he puesto a ojear el Público y… no he tenido más remedio que descubrirme ante Manel Fondevila. Tiene toda la razón, puede ser que sean tontos y no den para más.
lunes, 23 de febrero de 2009
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