jueves, 27 de diciembre de 2007

La culpa es de los padres… (y II)

El pasado 22 de diciembre, por la mañana. Se celebro una misa dirigida a los niños y familias de los colegios y parroquias, para celebrar el comienzo de la Navidad y que fue oficiada por el Arzobispo de Madrid, Cardenal Rouco Varela.

Para participar en la misa fue invitado un coro, donde canta la hija de 8 años de un amigo mío que me contó una serie de hechos que acaban de cobrar sentido.

A parte de lo extrañado que se sintió cuando su hija le dijo que parte de la misa había sido en latín, porque según ese cráneo privilegiado de arzobispo, es el idioma universal de la iglesia, no sé si tanto de los niños. A parte de esto me comentó, un poco molesto, lo que le había pasado a su hija con una venerable monjita.

La misa estaba transcurriendo sin mayor novedad, si salvamos las partes en latín. Amenizada por los chicos del coro. Coro no al uso pues, cantan acompañados con guitarra eléctrica y batería, y aderezan los cantos con simpáticas coreografías. En una de ellas una venerable monjita se acerca a las niñas del coro, entre ellas la hija de mi amigo, y las dice:

“Tened un poco de decoro, que esta es la Casa del Señor”

Ellas se sintieron un poco apocadas, pero al poco tiempo se olvidaron y en la siguiente coreografía…

“Niñas, no os contoneéis tanto”

¿Contonearse? Por dios, señora, que son niñas de 8 años.

Aunque claro ahora empiezo a entender que la venerable monjita lo único que hacía era velar por la integridad de esas niñas. Ya que alguno de los allí presentes podría haber entendido esos bailes como provocadores y claro…

la carne es débil…

y el diablo se disfraza de cualquier cosa, incluso de niñas inocentes…

y…

nuevo escándalo en la Iglesia de abusos hacia menores.

Pero claro, la culpa es de ellas por sus provocaciones.

NO SEÑORES, la culpa es de los padres…

pero de los padres de la tonsura y el capelo que piensan así:

“… Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan…”

(Monseñor Bernardo Álvarez dixit)

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