martes, 13 de mayo de 2008

Voy a ser sincero, para empezar con buen pie este esto. No he visto ninguna de las tres películas de Torrente, aunque conozco verdaderos fanáticos de ellas, incluso alguno que ni ha nacido ni vive en España. El argumento, a groso modo, es el de un policía, o expolicía que usa unas técnicas poco legales para desempeñar su trabajo. Vamos, más o menos, como presuntamente hacían los sinvergüenzas de Coslada.

Por si acaso alguien no sabe de lo que estoy hablando aquí tiene unos enlaces que explican un poco el asunto:

http://www.publico.es/espana/080191/policias/detenidos/corrupcion/coslada/declararan/manana/juez

http://www.cadenaser.com/espana/articulo/cabecillas-trama-corrupta-declaran-inocentes/csrcsrpor/20080511csrcsrnac_2/Tes

http://www.20minutos.es/noticia/378094/0/confesiones/policias/coslada/

http://www.elpais.com/videos/espana/Habla/agentes/Policia/Local/sufrio/venganza/Gines/Jimenez/elpvidnac/20080513elpepunac_1/Ves/

Pero esto me hace reflexionar un poco y, como ha sido conversación de sobremesa, entre unos y otros empezamos a hacer un poco de memoria y nos surgieron unas cuantas… inquietudes. Seguro que son casualidades pero…

Hace unos años, en Valladolid, se abrió un centro comercial que incluía un gran espacio de ocio, se llama Equinoccio. Rápidamente los locales designados para bares de copas se llenaron con un cierto éxito de público pero, de repente, hizo su aparición la policía que se ponían, continuamente, en la carretera del centro a hacer controles de todo tipo. No sólo de alcoholemia que sería lo lógico. Controles de documentación, del estado del vehículo,… Si tenías suerte podías estar 20 minutos en estos controles, sino seguro que más. Esta medida hizo que la gente dejase de ir a esos bares y estos cerrasen. Voila, en el momento en el que cerró el último bar de copas los controles desaparecieron completamente

Algo parecido pasó en un pueblo cercano a Burgos, Quintanadueñas. Abrieron unos asadores y empezaron a ponerse controles de policía. De pronto estos desaparecieron de esa carretera. Y, casualidades de la vida, los policías empezaron a ser asiduos clientes de esos asadores.

Tampoco nos extraña ver como hay determinados bares que nunca tienen inspecciones de ruidos ni de horarios, nunca son sancionados ni clausurados, a pesar de las reiteradas quejas de los vecinos. Algo parecido pasa con determinadas obras y empresas de construcción que no suelen tener que preocuparse de que se vean paralizadas las mismas.

Y tantas y tantas casualidades más, seguro que a ti se te ocurren o te han ocurrido, que es peor, que hacen inquietarte cuando menos. Es lo que tienen las coincidencias. Y es lo que tienen determinados policías, sobretodo policías locales cuya preparación en numerosas ocasiones es francamente mejorable.

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