sábado, 24 de noviembre de 2007

¡Cómo me gusta ser de pueblo, de provincias! o El déspota = Josep Mª Pou

Es algo que está impreso en alguno de mis genes y me encanta. Quizás sea sólo por llevar la contraria a los que se avergüenzan de ello. ¡Cómo me gusta llevar la contraria! Pero ¡Cómo me gusta ser de pueblo, de provincias!

Caminar por la gran ciudad, las veces que voy a alguna, y sorprenderme por la cantidad de gente, por la cantidad de tráfico,…, no. Sorprenderme por las prisas desconsideradas que hacen que pasen por encima de ti, porque nadie te mira a los ojos, por el metro, por las alturas de los edificios, porque nada está a mano, porque tienes que dar mil vueltas para una cosa, porque todo es tan nuevo y diferente…

¡Cómo me gusta ser de pueblo, de provincias! Y comportarme como tal, mirando todo como si fuese la primera vez.

¡Cómo me gusta ser de pueblo, de provincias! Hasta que un patán engolado me lo restriega por la cara poniéndose en un escalón superior que sólo ve él.

¡Eres de provincias! Me dice, desde su mirada altiva y déspota, desde su pedestal transformado en escenario, desde su ego engrandecido por los premios, denotando ¡eres inferior y con menos derechos!

Eso pasó el sábado, 17 de noviembre de 2007 en el Teatro Principal de Burgos durante la representación de la obra La Cabra o ¿Quién es Sylvia?, que comenzó pasadas las nueve menos veinticinco.

La obra estaba transcurriendo dentro de los cauces habituales de cualquier otro espectáculo teatral, salvando, si me atengo a lo que aprecié el día que la vi yo que fue el domingo, la actitud de “sobrado”, de estar por encima de todos y de todo, que demostraba el actor principal. Actitud que se confirmó cuando desaparece por primera vez de escena y le dice al encargado de los técnicos del escenario: “Hay una chica en el palco proscenio de la izquierda del escenario que me está mirando mucho y me está poniendo nervioso. ¡Qué se vaya!” La chica en cuestión era la periodista del Correo de Burgos que estaba siguiendo la representación para hacer la oportuna crítica en el periódico y se quedó de un aire cuando aparece en el palco, reservado normalmente para la gente de la prensa, el jefe de sala del teatro y le dice que tiene que abandonarlo porque está poniendo nervioso a Josep Mª Pou. “Vuelve mañana y te sientas en el primer piso, ya sabéis que no me gusta mucho que estéis aquí”.

(Y conmocionados salieron los espectadores después de presenciar el bochorno espectáculo que dio usted en Burgos.)

El espectáculo continuó, ajenos los actores que estaban en el escenario al incidente que acababa de protagonizar esa estrella rutilante que hace teatro y le molesta que le miren. (A Fernando Fernán Gómez le molestaba que le mirasen mientras trabajaba y no se subía a un escenario, donde es normal que la gente te mire.)

Pero no acabó todo aquí. En el momento cumbre de la obra, cuando Martin, qué difícil me resultaba creer que el señor Pou era un renombrado arquitecto norteamericano, le confieas a su íntimo amigo Ross que está enamorado de una cabra y que se la folla,

justo en ese momento del corte del video, el “gran patán engolado” se queda mirando al palco proscenio y, dirigiéndose a un periodista gráfico que está allí, grita fuera de sí: “usted que hace hay, no tiene permiso para estar tomando fotografías así que váyase ahora mismo. Perdonen”, dirigiéndose al público vuelve a retomar como si no hubiese pasado nada.

(Usted sí que vomitó, vaya si vomitó. Pero no su texto salvo que no estuviese interpretando)

Lo dudo porque no iría con ese aire de superioridad con el que vino a provincias. Como si el público de estos pueblos no se mereciese el respeto que muestra hacia el de las grandes ciudades.

Reconozco que los periodistas gráficos pueden llegar a sacarte de tus casillas cuando estás en el escenario pero ¿no podía haber esperado los escasos 5 minutos que tardó en salir de escena para pedir que sacasen a ese fotógrafo del palco?

Me reafirmo. Dudo que esta falta de respeto la mostrase en otros escenarios.

Ese es Josep Mª Pou un actor que va de progre, y al que va dedicado este soneto:

Fue en este sábado. Luz de sol.

Tras esconderse en rayos perezosos

dejando en sombra a Burgos tan precioso

alumbrado por brillos de farol.

En el princi me esperan en el hall,

hay hoy espectáculo primoroso:

Jose Mari Pau grande como un oso.

Te veré otra vez ahogado en formol.

Se hace quejar: ”Me miran demasiado”

Después, en medio de la actuación

sin dejar el diálogo terminado,

para “Deja de hacer fotos mamón

a usted ningún permiso se le ha dado”

¿Tú rojo? - No, fascista derechón.

Sergio Rodríguez



Señor Josep María, el teatro no es eso que ocurrió el sábado.

2 comentarios:

Resucitó dijo...

Muy bien. Has hablado muy bien. Sólo espero que vaya a verlo tanta gente como se merece.

Sαndrα dijo...

hum... que triste..
estoy con Sergio, que tenga lo que se merezca!

Me han pasado tu blog ;)